El pasado 16 de junio el Gobierno de México anunció la ampliación del plazo para que las aerolíneas de carga trasladaran sus operaciones del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) al Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), tras la visita del secretario de Transporte de Estados Unidos, Pete Buttigieg, al país a inicios de junio.
Las empresas aéreas de carga nacionales y extranjeras tenían como fecha límite el 7 de julio del presente año para trasladar sus operaciones, sin embargo, de acuerdo con el Decreto modificatorio que hizo público la Comisión Nacional de Mejora Regulatoria (CONAMER), la nueva fecha límite es el 1 de septiembre de 2023.
La modificación surge de las diversas mesas de trabajo realizadas entre la autoridad aeronáutica y las personas concesionarias y permisionarias que prestan dicho servicio debido a la necesidad de concluir adecuadamente las acciones que permitan dar cumplimiento al cierre de las operaciones de carga en la terminal aérea de la Ciudad de México. Asimismo, la ampliación del plazo responde a la exigencia de las empresas nacionales y, sobre todo, extranjeras de tener más tiempo para solicitar permisos y certificaciones internacionales para realizar el cambio.
Desde febrero de este año, empresas con aviones de carga como DHL y Estafeta se han mudado del AICM al AIFA; no obstante, se espera que sean más las empresas que inicien su traslado de operaciones en los siguientes meses. De acuerdo con el gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), este traslado es una de las estrategias que la administración actual está llevando a cabo para desahogar la saturación de vuelos que presenta el AICM.
El aplazamiento también responde a la demanda no solo de aerolíneas y dueños de los aviones, sino de Agentes Aduanales y Operadores Logísticos que notan un impacto importante en los cambios que exige la transición. De esta manera, ha habido afectaciones que llegan hasta el cliente final de la cadena de suministro, pues los costos se han incrementado y los tiempos se han visto retrasados.
Se espera mucha resiliencia de las empresas que operarán en el AIFA, pues no serán inmediatos los beneficios que se han proyectado en esta transición y deberán ser pacientes para notar los resultados en un mediano plazo. Así, lo importante es focalizarse en generar herramientas para acelerar una adaptación correcta y sin contratiempos.
