En el contexto económico postpandémico, caracterizado por afectaciones a las cadenas de suministros y los desafíos de rentabilidad- sostenibilidad del sector autotransporte, las empresas transportistas se enfrentar al reto de innovación y replanteamiento de su modelo de negocios para asegurar la optimización de sus operaciones.
Sin duda, el papel de las compañías de autotransporte de carga es vital para el aprovisionamiento de las cadenas de suministro, por lo tanto, la innovación es la clave para la recuperación paulatina del sector. En ese sentido, la consideración de los factores constantes y variables que inciden directamente en la operatividad de los transportistas es fundamental para el diseño de modelos de negocios funcionales que se adecúen al panorama actual.
Entre los factores que deben considerarse para el planteamiento del modelo de negocios, los transportistas deben contemplar los costos operativos del transporte, los gastos internos de las empresas transportistas, la asignación de presupuesto para el mantenimiento de la flota vehicular, los gastos en peajes y los costos de la seguridad para la operación.
Asimismo, las empresas dedicadas al giro del autotransporte deben adaptar su modelo, considerando la oferta de valor añadido para los clientes, pero apelando al incremento de la rentabilidad. Por ello, la fijación de formas de distribución, enfoque en modos de transporte específicos y la inversión en la flota son indispensables para la sostenibilidad de un modelo de negocios para las empresas transportistas.
Además, es necesario contemplar plazos específicos para una estrategia rentable. Particularmente, la visualización de un periodo de 10 a 15 años para la proyección del modelo de negocio favorece la evaluación de las variables para hacer frente a posibles factores de riesgo. Adicionalmente, el monitoreo de la estrategia de 3 a 5 años permitiría una administración y una planeación adecuadas de objetivos a corto plazo para adaptarse a posibles escenarios desfavorables.
En suma, la anticipación, la innovación y la capacidad de adaptación permitirá la flexibilización de los modos de operación del autotransporte, con el fin de expandir o contraer sus operaciones, ajustándose al contexto económico para incrementar la resiliencia para las empresas transportistas.