“El tren camina y camina, y la máquina resuella, y tose con tos ferina. ¡Vamos en una centella!”. Fragmento del poema El tren de Antonio Machado.
Con este fragmento busco honrar al sector de los ferrocarriles en México, que ha iniciado este año con un comportamiento positivamente extraordinario a pesar de los lamentables acontecimientos más recientes en el mundo. En este artículo hablaré del desempeño del transporte de carga por vías férreas, uno de los medios de transporte más profundamente vinculados a la historia de nuestro territorio y a pesar de ello, también uno de los más olvidados, probablemente por nuestra estrecha vinculación con la economía estadounidense que en su modelo logístico destaca por la ausencia de vías férreas y la abundancia de carreteras.
El Sistema Ferroviario Mexicano (SFM) arrojó un incremento de 11,5% en las operaciones de carga al transportar aproximadamente 77 millones 90 mil toneladas, este primer trimestre del año en curso, incremento sumamente apreciable, si consideramos las 69 millones 120 mil toneladas movilizadas en el mismo periodo de 2020. El sector ferroviario ha logrado superar por casi 6% los niveles prepandemia. En palabras de Ferrocarril Mexicano (Ferromex) este acontecimiento no habría tenido lugar sin la participación de la empresa Ferrocarril y Terminal del Valle de México (Ferrovalle), que tuvo un crecimiento del 69,8% al pasar de 1 millón 20 mil toneladas a 1 millón 740 mil toneladas transportadas. Con esto se ha posicionado indiscutiblemente como la empresa de trenes con mayor crecimiento en el país.
Así mismo, Ferromex ha señalado que otros de los actores comerciales que han hecho posible este despertar de la actividad económica sobre rieles son Kansas City Southern de México (KCSM) y Administradora de la Vía Corta Tijuana-Tecate (Admicarga). La primera de estas grandes firmas reportó en el último trimestre del año pasado un total de 46 millones de toneladas transportadas, que comparadas con las poco más de 44 millones de toneladas de 2019, representan un alza del 4%. Admicarga por su parte reportó un total de 200 mil toneladas movilizadas, un aumento extraordinario cuando consideramos que, en 2019, apenas registraba 140 mil toneladas. En este sentido, estamos hablamos de un crecimiento
del 42.8%. No es común que tengamos sectores que crezcan a tasas chinas, pero el sector de los ferrocarriles lo ha logrado y por eso debe ser reconocido.
Otra de las voces que nos ayudan a armar este panorama dichoso es la Agencia Reguladora del Transporte Ferroviario (ARTF), que registró cifras de los tipos de las mercancías transportadas según el sector industrial al que corresponden. Los más representativos en este renacimiento ferroviario son las manufacturas con un acumulado de 57 millones de toneladas, el agrícola con más de 35 millones de toneladas y el mineral con 13 millones de toneladas y medio.
Si analizamos este crecimiento por el lado de la flotilla de trenes disponible en México encontramos que el sistema ferroviario cuenta con 1 mil 194 locomotoras y 29 mil 73 carros para carga general y de arrastre. Por si la noticia aun no fuer suficientemente buena, hay que considerar el efecto de derrama económica que esta por generarse, ya que es probable que con los resultado obtenidos por el sector, las inversiones comiencen a llegar como una bandada de aves sobre las firmas involucradas con los ferrocarriles, desde las más grandes hasta las más chicas, las firmas mexicanas serán capaces de expandir sus flotillas y como efecto colateral su capacidad de transporte aumentará, lo que incentivará que las empresas importadoras y exportadoras del país puedan movilizar volúmenes de carga aún más grandes.
Finalmente, concluyo que es importante voltear a ver al sistema ferroviario mexicano para reconocer que, con los proyectos puestos en marcha por la administración actual en el sureste del país, el crecimiento del sector tiene un excelente suelo para seguir creciendo. La red ferroviaria y los destinos disponibles aumentarán. Eso nos viene como anillo al dedo ya que el país debe seguir buscando su fortalecimiento interno. Me entusiasma hasta las lágrimas saber que se puede confiar en este medio de transporte que nos remite tanto al pasado pero que actualmente demuestra tener más vida, fuerza y futuro que nunca. Que alegría poder decir, “Ya viene el tren”, y viene con su característico silbido para ayudarnos a seguir construyendo el futuro de esta nación.